Luego de haberlo presentado en Xilitla y en su municipio natal: Pisaflores, Hidalgo, el escritor Carlos Quintero Covarrubias hará lo propio con su libro “Vivencias” en Valles, el próximo jueves 2 de febrero a las 5:30 de la tarde en el Museo Regional Huasteco.

Oriundo de la localidad hidalguense “El Chalahuite”, el autor nos narra sus experiencias como protagonista, copartícipe, o testigo, guardadas en su mente con escenarios, acontecimientos y situaciones, para darles vida con el relato de estas memorias.

Profesor de Ciencias Naturales, docente, directivo y –actualmente- supervisor académico de Secundarias Técnicas, Quintero Covarrubias debuta como creador literario de una manera amena y atractiva, capturando la atención del lector.

Su libro ha tenido gran acogida y alentadores comentarios no solamente en la proyección a través de las redes sociales, sino también en la estantería de las librerías donde se exhibe para su venta, incluidas todas las de Valles, su ciudad de residencia.

“Vivencias” retrata en casi trescientas páginas, hermosos paisajes, amaneceres esplendorosos y apacibles atardeceres; bellos bosques de árboles de “somerio” y de encino, potreros y llanos con sus respectivos manantiales.

En ese marco de naturaleza, a una altura aproximada de mil metros sobre el nivel del mar, destaca la singularidad de un peculiar pueblecito a catorce kilómetros de Pisaflores, y a casi la misma distancia de la localidad de Tamán, ya en San Luis Potosí.

En ese enclave peculiar –llamado “El Chalahuite”- cercano a la frontera entre dos estados presumiendo cada uno la hermosura de su huasteca, se desarrolla la infancia del escritor, salpicada de situaciones y momentos inolvidables.

Abundan los relatos concentrados en la década de los sesentas, que pudieran ser una simple autobiografía, pero que en realidad reflejan mucho de la idiosincrasia de toda una comunidad, que bien puede identificarse con cualquier otra de la Huasteca o del país.

“Vivencias” nos remonta a una época en la que había escasas viviendas -construidas en piedra, madera, lámina, enjarre, y teja- favorecidas en un clima muy agradable, con exuberantes cafetales, protegidos por la sombra de abundantes y frondosos chalahuites.

No pueden faltar en sus cuarenta y tres capítulos y decenas de fotografías, las personas de tratos amables y hospitalarios, trabajadores y razonables, progresistas y además visionarios.

Todo ello hace del ejemplar, algo digno de conocer más de él, ya sea a través de la citada presentación, o mejor aún, llevándoselo a su biblioteca, para trasladarse –de a poco- a singulares aconteceres.