Corea del Norte y Rusia firmaron ayer un acuerdo estratégico que incluye asistencia militar mutua en caso de ataque y articulará su relación, fortalecida al calor de la guerra de Ucrania y la apuesta nuclear de Pyongyang y que busca impulsar un nuevo orden multipolar que desafíe la hegemonía estadounidense.
“El tratado de asociación global firmado (…) prevé, entre otras cosas, una asistencia mutua en caso de agresión a una parte del tratado”, declaró Putin en Pyongyang. Según aseveró, el acuerdo es “un documento auténticamente revolucionario”, y Rusia “no descarta una cooperación militar-técnica” con Corea del Norte.
“Hoy, luchamos juntos contra las prácticas hegemónicas y neocolonialistas de Estados Unidos y de sus satélites”, añadió Putin, citado por medios rusos, durante una fiesta de gala en su honor.
“Rusia y Corea llevan a cabo una política exterior independiente, y no aceptan el lenguaje del chantaje” por parte de Occidente, abundó Putin en declaraciones a la prensa tras firmar el tratado con Kim Jong-un, líder norcoreano.
Kim Jong-un, que recibió al presidente ruso en Pyongyang, añadió que el acuerdo de asistencia mutua es de naturaleza “defensiva”, según las agencias de prensa rusas, y calificó a Putin de “mejor amigo” de Corea del Norte.
Según el dirigente norcoreano, el tratado “garantizará de forma fiable la alianza” entre ambos países y contribuirá “plenamente al mantenimiento de la paz y de la estabilidad en la región”.
Durante la visita oficial, el dirigente norcoreano recibió a Putin en la pista del aeropuerto. Las calles de Pyongyang fueron decoradas con retratos del mandatario ruso, quien prosiguió este jueves su gira en Vietnam, socio de Moscú desde la época soviética.
Putin, sabedor de que Kim es fanático de los autos de lujo y de que tiene una colección, le regaló una limusina Aurus de fabricación rusa, de acuerdo con la agencia de noticias estatal rusa TASS, que citó como fuente al asesor de Putin, Yuri Ushakov. Es la segunda limusina que le regala, después de la que le dio en febrero, violando las sanciones de Naciones Unidas a Norcorea.
No fue el único presente. Putin también le regaló a su aliado norcoreano un juego de té y un puñal de almirante.
Por su parte, Kim regaló a Putin varias obras de arte, según Ushakov, quien detalló que se trata de obras “relacionadas con la imagen” de Putin, incluyendo bustos.
Kim echó la casa por la ventana para recibir a Putin, en su primera visita de menos de 24 horas, en dos décadas. Multitudes lo vitorearon para darle la bienvenida.
Una guardia de honor, con soldados a caballo y una gran multitud de civiles se congregaron en la plaza junto al río Taedong. Los niños sostenían globos, mientras la Gran Sala de Estudio del Pueblo estaba adornada con retratos gigantes de los dos líderes. Antes de partir, Kim engalanó a Putin con un concierto, y una cena.
Las potencias occidentales, que acusan desde hace meses a Corea del Norte de suministrar municiones y misiles a Rusia para la guerra contra Ucrania, temen un refuerzo de la cooperación militar entre Moscú y Pyongyang.