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LA HISTORIA DE ELIGIO: ESTUVO PRESO MÁS DE UN AÑO POR UN DELITO QUE NO COMETIÓ
domingo agosto 02, 2020

JUNTO A SU COMPAÑERO CRISTIAN, ESTUVIERON EN UN PENAL DE MÁXIMA SEGURIDAD DE VERACRUZ

“Bajé 27 kilos, rezaba, le pedía a Dios que acabara esa pesadilla, llegué a pensar que me quedaría ahí mucho tiempo, pero a la vez confiaba en la justicia”.

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Aquismón, S.L.P. Eligio fue víctima del mal sistema, de las circunstancias, y de las personas. Estuvo preso 14 meses en una prisión de máxima seguridad, con delincuentes peligrosos… por un delito que no cometió.

A Eligio Villedas Guzmán le cambió la vida de un momento a otro. Un día convivía con sus hijos, y al siguiente recibía la noticia de que estaba acusado de un ilícito del fuero federal, y que quedaría preso.

“Era el 2 de abril del 2015, estaba por iniciar la campaña política del profesor Héctor Obispo, a mí se me encomendó la comisión como coordinador general de la zona Tanzozob que son 20 localidades, ese día estuvimos aproximadamente a la una de la tarde en la localidad San Rafael, retornamos a la cabecera y volvimos a subir a la sierra a varias localidades. Siendo las nueve de la noche nos encontrábamos en la localidad Jagüey Cercado en un domicilio y en eso veo una patrulla de la Policía Estatal que transitaba rumbo a Tanzozob pero se nos hizo normal, conducida por un elemento que después supimos, se llama Carlos Raybel, y de acompañante iba Ermis Alberto”.

Salió de ese domicilio a las 22:30 horas junto a su inseparable compañero Cristian Chávez – quien manejaba la unidad – rumbo a sus hogares porque ya era noche, abordaron la camioneta Chevrolet modelo 2000 y se enfilaron hacia Tanzozob.

“A la altura de la capilla estaba esa y otra patrulla, y al momento que pasamos, de la primera de ellas nos marcan el alto, les dijimos que íbamos a la cabecera, nos pidieron que bajáramos, nos revisaron físicamente y a la unidad, se nos hizo raro que no nos pidieron la licencia o tarjeta de circulación sino la credencial de identificación, luego uno de ellos fingió haber estado hablando por radio, nos volvieron a preguntar a dónde nos dirigíamos, nos pidieron que le diéramos adelante, que nos iban a entregar los documentos en Aquismón, ya que revisaran si no tenía reporte de robo. No nos pusimos nerviosos en ningún momento, pero hasta ahí no sabíamos lo que iba a pasar”.

Eligio menciona que a su camioneta le abrieron las dos puertas, revisaron el cofre y su interior y no encontraron nada, como después narraron en un parte informativo.

“A la altura de La Cuesta, la patrulla nos rebasó e iba delante de nosotros impidiéndonos rebasar, llevábamos una patrulla enfrente y otra atrás, hasta llegar delante del Sótano de las Golondrinas, lo que se conoce como entrada vieja, ahí se frenó la patrulla, se bajan y sin mediar palabra me quitan mi celular, nos esposan, nos suben a la caja de la patrulla sin decirnos por qué”.

La unidad ya no se detuvo. El conductor se dirigió a Ciudad Valles a toda velocidad.

“Jamás nos imaginamos lo que iba a pasar, yo siempre había tenido contacto con elementos municipales, estatales, en ese momento era tesorero del ayuntamiento y acudían las corporaciones a pedir apoyo para recorridos y con gusto se les apoyaba. No nos dio miedo. Empezamos a sentir temor cuando nos llevaban a Valles, pensamos que nos iban a hacer otra cosa, que nos harían daño o nos secuestrarían”.

Esposados en la caja de la patrulla y vigilados por otro policía de nombre Francisco Javier, los llevaron hasta la Comandancia de Región de la Policía Estatal en Ciudad Valles.

Hasta las 03:35 de la mañana los pusieron a disposición del Ministerio Público Federal por el delito de Portación de Granadas de Fragmentación de Uso Exclusivo del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México.

“Para entonces había un parte informativo de que habíamos sido detenidos porque nos habían encontrado en la guantera dos granadas de fragmentación pero desde el inicio todo lo armaron mal. Narraron que nos encontraron las granadas en el tramo Tanzozob – La Cuchilla pero es falso; ni nunca trajimos las granadas, ni nos detuvieron en el lugar que dicen. Tuvimos varios testigos incluyendo una cámara de video; dijeron que nos persiguieron a alta velocidad pero se ve que vamos despacio, y se aprecian las dos patrullas, que pasa la segunda patrulla unos veinte segundos después, es un video de la tienda del señor Mario en el que se ven los horarios, ellos decían que nos agarraron a las 10:40 para quedar oficialmente detenidos a las 11, en el tramo Tanzozob – La Cuchilla pero no fue a esa hora”.

El relato de los policías fue que se les marcó el alto porque los vieron sospechosos y de ahí se originó la detención, por hallarles dos granadas.

No saben en qué momento se las “sembraron” o de dónde sacaron esas granadas como supuesta prueba.

INICIÓ EL CALVARIO

Ese apenas era el inicio de lo más difícil. Fueron detenidos el miércoles 2 de abril, estuvieron todo el día siguiente en las celdas de la Ministerial Federal en Ciudad Valles, y después fueron llevados a la ciudad de San Luis Potosí donde estuvieron alrededor de dos horas más en las celdas de la entonces PGR, esperando a un detenido de otro hecho, y quien fue su acompañante a Veracruz.

“Era el sábado 5 de abril en la noche cuando nos llevan de San Luis a Perote, Veracruz, en una camioneta tipo urban, esposados, con tres elementos de la PGR escoltándonos”.

Fueron 14 meses presos en un penal de alta seguridad, el Centro Federal de Readaptación Social número 5 de Villa Aldama, Veracruz.

“Todo el tiempo estuvimos ofreciendo pruebas, la familia siempre estuvo a nuestro lado, en este caso mi hermano, de ahí logramos después de una serie de audiencias – unas que se diferían y otras que continuaban-, hasta que pudimos salir absueltos el 10 de junio de 2016. Estuvimos un año y dos meses encerrados sin haber hecho absolutamente nada”.

Eligio y Cristian siempre negaron haber cometido algún ilícito.

“Siempre negamos porque así fue absolutamente… incluso en diciembre mi hermano me dijo lo que quiero es que salgas ya, y hay una opción, te imputan, alcanzas fianza, dentro de la ley entras en un proceso de primodelincuencia (delincuente por primera vez), te dan la sentencia mínima y si aceptas sales bajo fianza sin problema. En un momento de desesperación estuve a punto de aceptar pero lo reflexioné y decidí enfrentar el juicio porque sabía que era inocente”.

Decidieron llegar a las últimas consecuencias, y confiando en que la verdad siempre sale a flote.

El juicio se alargó otros seis meses, y el 10 de junio se emitió la sentencia: fueron absueltos.

Pero no contaban con que, por ley, el Ministerio Público Federal apelaría la decisión del juez, solo que al llegar el caso al Tribunal, éste ratificó la sentencia a su favor.

POLICÍAS DEMANDADOS

Los tres agentes de Seguridad Pública del Estado involucrados fueron demandados por el delito de simulación de pruebas, que fue el que se pudo demostrar, pues ante el desconocimiento en su momento de la situación, pudieron haberse probado más ilícitos.

Actualmente están en audiencias de vinculación a proceso, ya fue la intermedia y solo esperan la sentencia que está programada para el próximo 7 de septiembre.

“La intención es continuar hasta las últimas consecuencias porque no es justo lo que hicieron, y si nosotros hemos estado batallando, qué pasará con las personas que no se pueden defender, la gente inocente”.

A cinco años de los hechos, los agentes siguen en funciones.

“Están manchando la imagen de la corporación, y sé que unos cumplen su labor bien, pero otros que trabajan así, que denigran su uniforme, su institución”.

Lo peor es que los agentes, que fueron quienes cometieron el delito, ahora están siendo beneficiados con el nuevo sistema penal.

“Cuando nos detuvieron estaba el antiguo sistema y fuimos fácilmente vinculados a proceso siendo inocentes, ahorita ellos que están demandados, tristemente la ley en ocasiones protege a quien comete un ilícito como ellos que están en libertad, y con muchas más garantías que las que tuvimos nosotros siendo inocentes”.

LA VIDA EN PRISIÓN

Eligio dejó de ver a sus hijos al ser ingresado a prisión. Afortunadamente, dice, su mamá que ya es de edad mayor aguantó “y aquí sigue”, expresó, pero nada puede resarcir el daño psicológico, moral y hasta físico que padecieron.

“Dejé a mis dos hijos de nueve y siete años desamparados, a mi madre sufriendo. Con el paso de los días aprendí a mentalizar que estaba en un proceso y debía tener la capacidad de asimilar que estaba ahí pero que tarde o temprano tenía que salir”.

Reconoce que por el apoyo que tuvo sobretodo de su familia, pudo salir adelante, porque si no hubieran insistido en su inocencia, tal vez ahorita seguirían presos.

“La verdad sí llegué a desesperarme pero siempre confié mucho principalmente en mi familia, en mi hermano que estuvo al pendiente, salí gracias a que él no me desamparó, al apoyo de muchos amigos. Salí porque estuvieron constantemente con las autoridades, con el juzgado séptimo de distrito que llevaba mi juicio, al trabajo del abogado que me defendió y que nunca quitó el dedo del renglón, gracias a eso logré salir, no tanto porque se aplicara una justicia porque hubo muchas irregularidades en mi proceso y sigue habiendo, pero he dicho que si no nos movemos como interesados, otros menos lo van a hacer”.

Agradeció al juez, al secretario de acuerdos que analizaron, valoraron y revisaron bien el caso.

En las celdas escuchó el testimonio de presos que aseguraban también ser inocentes, y otros que sí reconocían su falta.

“Entré de 85 kilos y bajé hasta 58; alrededor de 27 a 28 kilos en cuatro meses por el estrés permanente y que a veces ni hambre te da o por la disciplina porque afuera estás acostumbrado a comer diferente. Eran tres comidas diarias en una ración que no alcanzas a llenar. Aún recuerdo las salchichas guisadas con olor a cloro, o la carne molida con orégano.

Además de adelgazar, también presentó algunos padecimientos, y supo que si afuera es difícil a veces recibir atención pronta, en un centro penitenciario, peor.

Durante el año y dos meses que fue interno, tuvo solo dos visitas, su hermano que era quien encabezó su defensa. Al principio hablaba vía telefónica cada quince días con su familia y después les dieron oportunidad de una vez cada semana.

“Solo cinco minutos, lo que alcanzáramos a platicar, siempre vigilados hablábamos únicamente lo más importante, generalmente checaba mi juicio, le daba unas recomendaciones y le mencionaba de más inconsistencias de mi expediente que yo había pedido y que revisaba diario, aprendí, agarré experiencia en muchas situaciones”.

Siempre pidió a Dios que los ayudara a salir de la situación y que cuidara a sus familias. Escuchaban a los sacerdotes y representantes de otras iglesias que acudían al penal, además de entrar a terapias psicológicas.

“Trataba de participar en actividades para hacer más llevadera la estancia”, refirió.

HAY AUTORES MATERIALES, ¿HUBO UN AUTOR INTELECTUAL?

“Adjudico lo que nos pasó a algo político; no tengo en mis manos el dato contundente para decir que fue tal persona, a los que señalo es a los autores materiales que son los que me detuvieron, no sé de quién hayan recibido la instrucción o a raíz de qué se atrevieron a hacerlo, pero ellos saben que actuaron mal, incluso nos ofrecieron a través de su abogado una reparación del daño previa para que desistiéramos de la demanda en su contra pero no accedimos”.

¿Qué piensas de ellos?

Quiero llegar a lo último para evitar que sigan abusando de la gente, es una injusticia abusar de gente indefensa, personas que se dedican a trabajar bien y ellos cometiendo estas arbitrariedades y mientras no haya quien nos defendamos, van a seguir cometiéndolas”.

¿No los has perdonado?

“Me he enfocado en lo legal. Por ellos siento tristeza, que hayan tenido tan poca dignidad, hombría, como elementos con valor que deberían ser, tal vez se dejaron llevar por situaciones que aún desconozco, sin embargo la calidad, el valor de justicia, de honor no existe en ellos, denigra a la corporación que cuenta con muy buenos elementos, que tiene director, un secretario con voluntad de combatir delitos, la manchan”.

Los agentes siguen trabajando, pero espera que después de la sentencia se les impongan las sanciones correspondientes.

“Sé que se dio seguimiento por parte de la corporación a través de la comisión de asuntos internos, posteriormente pasó a la comisión de honor y justicia, pero hasta ahorita no he sabido si hubo alguna sanción al interior de la corporación.

Mencionó que incluso pidió una audiencia con el actual Secretario de Seguridad Pública, Jaime Ernesto Pineda Arteaga y aceptó, pero no ha tenido oportunidad de realizarla.

“Quiero que conozca de cerca mi versión y conozca al tipo de elementos que tiene trabajando. Como víctima, pido que no sigan desempeñando esa función, es parte de la aplicación de justicia que he pedido, porque no merecen tener un uniforme de esa corporación”.

Después de solicitar la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, éste organismo emitió la Recomendación 24/2016 a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado entonces al mando de Arturo Gutiérrez García, al determinar que fue una detención ilegal y violación a sus derechos. A través de la Comisión Estatal Ejecutiva de Atención a Víctimas del Delito recibieron una parte de la reparación del daño.

Además, el alto comisionado de las Naciones Unidas tomó conocimiento del caso e incluso estuvo en el penal con ellos para conocer de su voz los hechos y también dio seguimiento.

El 7 de septiembre próximo esperan se defina la situación de los tres elementos demandados: Carlos Raybel, Ermis Alberto y Francisco Javier.
En ese tiempo, Ermis Alberto era Jefe de Área Valles y Edgar Quintero Badillo el Comandante de Región.

Una vez que tengan el resultado de la sentencia, podrían seguir un juicio también penal contra el resto de instituciones involucradas, en este caso la hoy llamada Fiscalía General de la República, antes PGR, y el resto de servidores públicos.

“Estando en prisión rezaba, pedía a Dios porque ya acabara esa pesadilla, y hoy le sigo pidiendo para que bendiga también a quien hace el mal, para que las personas recapaciten y que recuerden, que estén seguras que siempre la verdad se sabe y que todo mal tarde o temprano se paga”.

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Imelda Torres

Agosto 2020